29 ene 2015

Doña Violante de Aragón, reina consorte de Castilla


Doña Violante de Aragón
(Wikimedia Commons)
Doña Violante de Aragón fue propietaria, por vía de dote matrimonial, de la villa de Curiel y de su castillo a raíz de su matrimonio, en 1246, con Alfonso X el Sabio, rey de Castilla (y de León). Sus padres fueron el rey de Aragón y conde de Barcelona, Jaime I el Conquistador, y su segunda esposa, la princesa Violante de Hungría. El rey aragonés había estado casado previamente con Leonor de Castilla, la hija de Alfonso VIII y Leonor Plantagenet, pero su matrimonio fue anulado por razón de parentesco.

Violante, por su educación familiar, fue mecenas de poetas y músicos; la música europea, principalmente la francesa se incorpora a la música cortesana de influencia judía y árabe, conviviendo con el gregoriano instaurado en tiempos de su suegro Fernando III el Santo. También la literatura alcanza gran esplendor con doña Violante; libros de poesía, relatos épicos, viajes, etc. son  traídos a Castilla por nobles, clérigos y diplomáticos.

Doña Violante, que apenas era una adolescente, y el futuro rey Alfonso X, contrajeron matrimonio en la Colegiata de Valladolid, con el claro objetivo de estrechar lazos entre los reinos de Castilla y Aragón. La dote de la princesa consistió en numerosas ciudades y villas: Valladolid, Palencia, San Esteban de Gormaz, Astudillo, Ayllón, Curiel, Béjar, etc. Pero la infanta de Aragón estuvo a punto de volver a su tierra por donde había venido: tras unos años de matrimonio Alfonso X la repudió por no tener descendencia. Él tenía claro que no era el causante, ya que antes de conocer a la aragonesa había tenido al menos tres hijos naturales, y se dedicó a buscar sustituta: la princesa Cristina de Noruega.
Estatua de bronce de Cristina de Noruega en Covarrubias
Cristina de Noruega, en Covarrubias.
(Wikimedia Commons)

Al rey noruego Haakon IV el Viejo le pareció un buen plan y envió a su hija desde Bergen junto con un gran séquito en un viaje en barco que hizo escala en Inglaterra, atravesó el Canal de la Mancha, continuó por tierra atravesando Francia y llegó a Burgos en la Nochebuena de 1257. Este viaje ha sido narrado durante siglos por la tradición islandesa en forma de saga.


Pero mientras tanto, ¡sorpresa!, Doña Violante llevaba en su vientre a la que sería la primogénita de Alfonso X. La situación para el rey sabio era complicada y la decisión entre enfurecer a Jaime I el Conquistador y desairar a la princesa Cristina y a su padre Haakon, difícil. Finalmente, Alfonso acogió de nuevo a su esposa Violante y organizó el casamiento de Cristina con su hermano, el infante Don Felipe de Castilla, que tuvo que colgar los hábitos porque en aquel momento era Arzobispo de Sevilla.


La princesa noruega, desilusionada por ver sustituir su título de reina de Castilla por el de infanta, cayó en una gran melancolía que acabó con su vida pocos años después. Está enterrada en el claustro de la Colegiata de Covarrubias, donde también hay una estatua de bronce, y una tradición que dice que para encontrar el amor las jóvenes solteras deben tocar la campana que se encuentra junto al sepulcro.
Sepulcro de Cristina de Noruega, en el claustro de la Colegiata de San Cosme
y San Damián, en Covarrubias, Burgos. (Wikimedia Commons)

La historia de la princesa Cristina de Noruega, además de sagas medievales, ha dado lugar a diversas novelas, una de las más conocidas, "La flor del norte", de Espido Freire




Pero volvamos con la Reina Doña Violante de Castilla. En los años que siguieron a su matrimonio, la que estuvo a punto de ser repudiada por estéril tuvo con Alfonso X nada más y nada menos que diez hijos. Entre ellos, los que se disputarían la sucesión en el trono: Fernando, el primogénito, al que llamarían "el de la cerda" por los fuertes pelos que le salían de un lunar, y Sancho. Este último reinaría como Sancho IV de Castilla, el Bravo, tras la prematura muerte de Fernando a los 20 años y las maniobras que evitaron que su hijo Alfonso "el Desheredado" -aún un niño- obtuviera la corona, tal y como debería haber sido legítimamente.
A lo largo de sus treinta y dos años de reinado, Doña Violante dio muestras de grandes dotes para la diplomacia y la negociación, y existen numerosas pruebas documentales del agradecimiento que el rey mostraba a su esposa por su eficaz colaboración en las tareas de gobierno.


Así pues, hemos querido rendir homenaje a tan insigne reina y señora del castillo de Curiel, dedicándole la habitación número 4 de nuestro hotel.

Habitación de Doña Violante, habitación número 4 del hotel Castillo de Curiel.
La habitación de Doña Violante de Aragón, esposa de Alfonso X el Sabio.

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